Un mes después, el ambiente en la industria azucarera
estaba muy politizado y violento. El gringo, considerado “controlador”,
no era bienvenido. Por lo tanto, volvió a las islas, donde se le asigno
otro destino para trabajar: Salvador, Bahía, donde vivió 20 años
aprox. Para luego volver a su California natal.
1973, en La Aguada, en el campeonato denominado Expresión Session. El
Surf en Uruguay estaba creciendo, a diferencia de hoy.
Por otro lado, en Punta del Este-balneario internacional que durante el verano
es habitado por las personas mas adineradas del Conosur -los visitantes argentinos
Adolfo Cambiaso y Tano Pugliese empezaron a surfear, alrededor de 1963, con
unas Hobies- las mejores y más conocidas tablas de aquel momento, traídas
de California.
La fuente más importante de cultura del surf en Uruguay fue creada por
el hoy profesor Ariel González, Vispo Rossi, Jaime Mier y su grupo de
amigos de Pocitos. Ariel era un joven deportista que vivía en Pocitos,
barrio residencial de clase media, que esta rodeado por una extensa playa, y,
desde chico, siempre amó el mar y su entorno. Sus familiares eran mormones
(rama de la religión protestante) y continuamente recibían misioneros
de todas partes del mundo.
Según él: un día de 1963 llego un americano llamado Elder
Christiensen, con su Biblia, una flauta dulce y unas revistas. Yo vi el colorido
de las revistas y pregunte de qué se trataban. El americano dijo que
vivía en Palos Verdes, California, y sus padres le mandaban desde allá
revistas de surfing. Surfing? -yo pregunte- ¿Qué es eso? Agarre
la revista y quede deslumbrado. ¿Quieres que te las preste? -el preguntó-
¡Si! -le respondí-.
Joel Cabell, George Downing, Steere, Felipe Pomar y Ariel González, Campeonato
Internacional de Tabla Hawaiana.
A partir de aquel momento, Ariel y su cuñado Jaime Mier comenzaron a
experimentar con decenas de instrumentos para poder deslizarse por las olas
de la misma manera que lo hacían Farrelly, Nuuhiwa y Carroll. No lo lograron.
Luego Ariel estableció contacto por carta con un peruano
llamado Luis Caballero Vegas, representante de las Hobbies en Perú. La
respuesta del peruano no demoro, con malas noticias: las tablas eran muy caras.
En un día de fuerte viento del sur en el verano del 63-64, Ariel y Jaime
caminaban por la playa Pocitos cuando, impresionados, ven a un tipo corriendo
una ola parado, usando remos en las manos. Paralizados por presenciar el “surfing”
frente a ellos, o algo parecido a lo que estaban intentando hacer ya hace unos
meses, esperaron hasta que el misterioso sujeto saliera del agua.
Aquí vemos a Vispo Rossi con un joven Berugo Carambula en La Paloma
Ayudaron a “Vispo” Rossi a cargar su invención
y se presentaron, diciéndole que estaban muy interesados en correr olas.
Vispo, una persona amigable, le presto la “tabla” por el resto del
día.”Nos dimos tremendas caídas, parecía mas una
canoa, no tenia quilla, giraba de nada, pero nos divertimos un montón…”,
cuenta Ariel.
Al día siguiente, Ariel le llevo a Vispo las revistas que había
recibido unos años atrás. El se quedo asombrado, pues lo que el
creía que había inventado ya existía y evolucionaba en
otras partes del mundo.
Esa unión entre Vispo, Ariel y Jaime hizo que se formara en la playa Pocitos un grupo de jóvenes, considerados raros para la sociedad de la época. Amantes de las olas, pero en cierta forma, al menos en ese verano, frustrados por no conseguir la herramienta adecuada para surfear.