MVD, 21.VIII.2007.
Estimado Fernando:
Felicito tu benemérita obra en pro del acuaplaneo nacional.
El Museo del Surfing es lo más (me hará sentir como Tuthankamon)
o tal vez como Duke Kahanamoku, que creo es el objetivo.
La donación principal es como desprenderme de un tatuaje. Ahora sé
lo que puede sentir un donador de órganos. Es parte de lo estipulado
por mi decorador para mi equilibrio zen.
Adjunto una aleta, quilla o fin manufacturada por mí. Es un testimonio
de la desesperación. Paso a explicar. La 1er. Tabla histórica
publicada en la Mareas era de Willy. El astuto fenicio en la transacción
comercial separó la quilla de caja que tenía y me la cotizó
a 50 USD. Como no disponía de ese monto, ésta es la que usé
por 1 verano, hasta que un surfero me trajo una Dolphin fin de las Islas a 17
USD.
Adjunto además mi acervo memorístico, un cordial abrazo para quien
me introdujo en el deporte, un fraterno abrazo, Jorgito.
PS adjunto relatos y fotos.
La Mosca. (Un invento infantil.)
Mis viejos compraron casa en Pinamar, en 1962. Íbamos toditos los fines
de semana.Allí, uno de mis juguetes preferidos era “La Mosca”.
Fabricado por juguetes “Coloso” de Uruguay. Regalo de Navidad. Igual
al que usan en los circos los equilibristas. Un rodillo y encima una tabla donde
poniendo los pies separados se mueve de derecha a izquierda y viceversa, intentando
no caerse. Con la práctica conseguí dominarlo con los pies paralelos.Año
1964. Tendría 9 para 10 años de edad.
Se me dio una sumatoria en mis reflexiones: “Intriga en Hawai” +
el artículo del Reader´s “Jinetes de las olas” + playa
de Pinamar… y dio = La Mosca + las patas de rana FUNSA…!!! ¡¡¡Empecé
a barrenar olas!!!
No registré la patente de lo que había creado. Esto ya indicaba
más o menos algunas cosas: Había encontrado algo importante. Un
juego motriz, que me provocaba un estado de alerta y conjugación con
la dinámica del universo. Acción libre, inhabitual, fuera de la
cotidianeidad que me mantenía absorto por completo. Sin interés
material, que hacía surgir algo desconocido dentro de mí mismo.
El sistema del club deportivo, las reglas, la institucionalización, las
penalizaciones por mí conocidas…se desvanecían mágicamente
con eso que hacía en la playa. Conste que no sabía nadar, y las
patas de goma + instinto paliaban esa deficiencia. Para mi fortuna mi familia,
nunca puso objeciones o reparos al asunto. Ya estaban acostumbrados a que anduviera
por el balneario, en la bicicleta, llevando conmigo las cosas más inverosímiles.
¿Cómo algo, tan extraño en la habitualidad playera, me
enganchó?Aquí tengo el testimonio de esto fotografiado por mi
viejo.
A Ricardo lo conocí 6 años después.
Al mirar esta foto, moríamos de risa, ya que le podía fregar por
la cara que era un recién llegado al surf.
Respuesta de Roberto: 9/2005
Que buen material loco! Ahora: tu viejo no era un aficionado cualquiera a la
fotografía. Una foto a color así, en el 64 no era para todos como
hoy en día. Me tendré que meter en plan editor y mostrar ese material
de una vez.
Lo del encuentro con Hamilton fue gracias a Valentín, no sé si
te conté. El tema es que el editor de shaperstree me pidió material,
le mande todo hecho y después lo hizo bolsa todo. Metió cosas
a su manera y algunas erratas, pero en fin. La foto de santa lucia ni siquiera
se la di. La sacó de otro lugar donde yo le puse: "santa lú",
y el muy vivo va y le pone Saint Lu.
Bueno, mañana sale esa foto en buscaolas
Un abrazo, Roberto