Museo del Surf Uruguayo

Volver al menú Historia Anécdotas por Jorge Ravera

Montevideo History


Hubo tablas, para mí, inolvidables.

Una que usaba Raúl Solana, aseguraban haberla fabricado con una puerta hueca con marco y vigas internas, rematada con 2 planchas de compensado. Se rellenó con espuma-plast, se hizo el borde con madera, se obtuvo algo de impermeabilidad con clavos de cobre, tela y pintura. La quilla creo que era de aluminio (debería preguntar a Raúl si el shaper no era Rodi)

La de Christian. Un tablón que había fabricado Vispo. Los golpes descubrían ( como el pico de un arqueólogo) los secretos alquímicos de su fabricación. Se podía constatar espuma plast y partes de viejos periódicos embadurnados con cola de encuadernación. La resina plástica era incompatible con la espuma, salvo la epoxi, por tanto se solucionaba el problema con ese proceder. La evolución del diseño, las novedades que llegaban con meses de atraso en una revista, hacían idealizar lo nuevo, en detrimento de lo ya conocido. El resultado era el recorte, la adaptación y el ingenio.

En Pinamar, los hermanos Lago y Luigi Braselli, mostraron un relleno poliuretánico de color celeste. Lo había traído el Sr. Lago de su trabajo, según recuerdo, parece que venía protegiendo una maquinaria o alguna otra cosa. Lo tanteamos, flotaba, se podía lijar. En esa época fue milagroso dar con eso. Se pegaron los trozos y salió una tabla flotona y dura. Finalmente la adquirió Joselo Domínguez. El Canario realizó un swallow en su Micairi, Carlitos de la Fuente cortó la Royal Hawaiian y la hizo twin fin, Marcelo Fortunatti, hizo cambios en la cola de la tabla que le compró al flaco Salvo. (en algunas anduve, en ésta de Salvo, en una tormenta en Pocitos…cómo andaba).

Esta etapa fermental de la historia surfista, en retrospectiva muestra que el surfing uruguayo se cimentó en una pasión deportiva que debe destacarse. La película “Náufrago” de Tom Hanks, da una idea de los recursos materiales disponibles y la necesidad de ir a más. Es posible, que alguien opine que esto no es más que la “cultura del alambre” (los criollos arreglamos casi todo con una reparación provisoria-permanente). Debemos asegurar que la evolución del deporte, traspasó eso, no se quedó allí. Lo que deseo es que no afloje es el espíritu de libre acción, de comunión con el mar Simplemente porque te gusta, te tirás. A veces hay gente en la playa y otras no, sin embargo el surfista en Uruguay ha pasado a integrar la población marina, como los pescadores, las gaviotas, los peces. Que siga existiendo el free surfer.


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La Kalakakui

Fuera del agua, la interacción social de Jorge más apreciada era el cargue de cuanta minita pasara por la puerta de la casa.
En una de esas, quedó como perro con 2 colas ya que conversando con una vinieron 5 amigas. La red de pesca se me va a romper decía, que bueno, mañana vienen a escuchar música, chauuu.

Vino una chica que no conocíamos, parecía una de las mujeres tahitianas de Gauguin. Era una de las hijas del embajador de Guatemala. Pelo renegrido lacio, largo, muy mona. Se presentó como Patricia. Al rato, el Buseca, empezó a mirarla y se sonreía.
-“Chauu contigo pareces la hermana de Buttons”
-“¿ y ese quién es?
-“aahhh chaauuu, es el Kaioukalani, un surfista hawaiano, así que ahora sos la Kalakakui…”.
La dejó medio sorprendida, pero se sonrió y lo aceptó.
Cuando se integró a la barra, ella misma si te llamaba decía soy la Kalakakui

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“…en mis recuerdos hay un blanco, blanquísimo, de arenas suaves, casi impalpables, y un verde esmeralda de las aguas que rompían en bulliciosas palmaditas al llegar a la orilla, plashhhh….y un suave sonido aspirante cuando la ola se retiraba. Me preguntaba cómo habría hecho Dios ese mecanismo tan coordinado y perfecto…”

( “ Pocitos de Pereyra p´abajo” - J.J.Ravera. Libros del Astillero.1997)

(Esto lo escribió mi padre, en uno de sus libros, recordando su niñez en la playa.)

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LOS SURFIN´CAMPS.

De entrada, teníamos una base. Adrián Antes, Carlitos de la Fuente y yo habíamos sido boy scouts (ayudábamos a las viejecitas a cruzar la calle y hacíamos mandados sin cobrar). La organización de todo lo inherente a pasarla cómodos al aire libre, la teníamos incorporada. Excursiones scout en canoa por el arroyo Pando (desde la ciudad homónima), con refugios hechos con ramas, hojas, y elementos que llevábamos en la mochila.Por tanto, caer en La Paloma, era re-crear toda nuestra experiencia scout, incluida la comida balanceada.El 1er. Campamento fue en La Aguada. Adrián, Carlitos, Leandro, Ricardo, su hermano Luis, el Braille y yo.

Carpa prestada de la 2da guerra, sin piso. (del viejo de Mercedes Iglesias).
Ubicada según el cosmos que nos iba a cobijar. (viento, lluvia, sol, insectos, etc.)
Labramos las canaletas, previendo lluvias. Desagües, basura, fogón, áreas delimitadas y prolijas.
El grupo comenzó a interactuar. Los ex-scouts, remontamos la calle hacia la vía del tren, lugar donde se erigía el comercio “Almacén Tairoa”, en la busca de agua potable.

Al regresar cambiamos opiniones con respecto al menú.
La preocupación de Adrián y la mía (scouts y estudiantes de medicina) era evitar trastornos en la estadía por algún imprevisto, diarreas, etc.
Al llegar, Leandro, y los otros rodeaban la olla que hervía con arroz.
-¿Dónde consiguieron el agua…...van a cocinar el arroz sin sal?
-Anda, que sabrán ustedes de esto. Insolándose cuesta arriba, a dejarse robar por Tairoa., contestó el Leandro.: “Matamos 2 pájaros de un tiro, lo hicimos con agua de mar.”
¡Pensar que mis viejos me dijeron que me cuidara del mar!
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